Los obstáculos de los grandes mercados emisores para los viajes a España este verano, unido a los planes del Gobierno para marginar al sector de los estímulos para la recuperación, y a los ataques directos contra el Turismo en autonomías como Baleares, ponen en riesgo a decenas de miles de puestos de trabajo en España.
Están en riesgo decenas de miles de puestos de trabajo por los obstáculos de los grandes emisores a los viajes a España. Los profesionales turísticos nunca se han visto tan azotados en el momento de un arranque de Fitur.
Los dos principales emisores a España asestaron un duro golpe este lunes al turismo nacional con sus recomendaciones de evitar viajes a territorio hispano. Reino Unido y Alemania desaconsejan vacaciones en España justo en el momento clave de vender la temporada alta, lo que ha llevado a algunos turoperadores a cancelar sus programaciones hasta septiembre.
Junto a ello, el Gobierno ha asestado cinco golpes al sector, siendo los más visibles, en primer lugar, la marginación del Turismo para PERTE (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica) a diferencia del resto de industrias. El segundo golpe es el pretendido impuesto a la aviación. El tercero son los requisitos ineficaces de los PERTE. El cuarto, el problema del pasaporte sanitario y con los PCR. Y el quinto, la nula batalla contra el desmadre del alquiler vacacional que ha disparado la turismofobia por la masificación y saturación de algunos destinos.
En Baleares, el conjunto del sector turístico está expresando su estupor ante las inauditas declaraciones del Gobierno celebrando que “no volverán las cifras turísticas de 2019 y eso es una buena noticia”, pronunciadas por el vicepresidente Juan Pedro Yllanes. Unas palabras rechazadas por las principales asociaciones y que se producen en los días decisivos de cara a conseguir viajeros para el verano (El gobierno balear celebra el derrumbe turístico: “Son buenas noticias que no vuelvan las cifras de 2019”).
El ministro de Consumo, Alberto Garzón, había enfatizado hace unos meses que el turismo era un sector “precario, estacional y de bajo valor añadido”. Unas declaraciones que provocaron también una fuerte repulsa del sector, y que en lugar de hacer retractarse al ministro comunista, se ratificó en ellas, mientras tampoco Yllanes se ha disculpado por su insensibilidad por las cientos de miles de personas desesperadas por la ruina turística, y machacadas en su salud mental por la incertidumbre futura.
En suma, la recuperación turística española, de la que depende el resurgir de la economía nacional para sostener su estabilidad social y sus servicios públicos, vuelve a verse muy amenazada ya que el país ha quedado rezagado de nuevo con sus grandes destinos europeos competidores, como son Grecia, Italia y Portugal, que ya han abierto fronteras para los británicos, el mayor mercado emisor para España.
Hace unas semanas, la CEO de Riu, Carmen Riu, aseguraba en una entrevista a El Mundo que había una cosa que le costaba entender, “más siendo un Gobierno socialista, y es la minusvaloración de los trabajadores de la hostelería por parte de determinados ministros. Como si fueran unas personas sin ningún tipo de valor”. El desprecio inaudito de los gobernantes hacia los trabajadores turísticos frente a los de otros sectores marca así el arranque de la mayor feria turística de habla hispana.
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